- Añada materia orgánica: Además de aportar nutrientes, la materia orgánica descompuesta actúa como una esponja, reteniendo la humedad en el suelo y liberándola a las raíces cuando la necesitan.
- Sepa cuándo necesitan agua las plantas: La mayoría de las plantas sólo requieren una humedad constante durante sus primeras etapas y cuando florecen o fructifican. Comprender sus necesidades hídricas y regar sólo cuando sea necesario puede reducir la frecuencia de riego.
- Controle las malas hierbas: Las malas hierbas consumen la humedad y los nutrientes del suelo, perjudicando a las plantas. Mantener el jardín libre de malas hierbas ayuda a reducir las necesidades de riego.
- Riegue a fondo y en profundidad: Cuando sea necesario, asegúrese de regar a fondo. El riego superficial puede mantener las raíces de las plantas cerca de la superficie, mientras que el riego profundo estimula el crecimiento de las raíces para que encuentren agua a mayor profundidad en el suelo.
- Agua por la mañana: Regar por la mañana reduce la evaporación y ayuda a prevenir la propagación de enfermedades.
- Utilice Gel SAP: El gel SAP es la mejor solución para reducir las necesidades de riego. Para más detalles, consulte la información sobre el gel SAP.
- Utilice sistemas de riego que ahorren agua: La adopción del riego por goteo, los sistemas de aspersión y otros métodos eficientes en el uso del agua pueden reducir significativamente el despilfarro de agua.
- Elija plantas tolerantes a la sequía: La plantación de especies adaptadas a condiciones secas puede disminuir las necesidades de agua.
- Cubra las superficies del suelo: Cubrir las superficies del suelo reduce la evaporación del agua, manteniendo el suelo húmedo.
- Pode las plantas con regularidad: La poda regular reduce la transpiración de la planta, disminuyendo la pérdida de agua.